¿Por qué no nos dejan trabajar desde casa?

En este episodio del podcast El Futuro del Trabajo entrevistamos a David Blay, periodista, autor y asesor. Hablaremos sobre el papel del teletrabajo antes y después de la pandemia, las ventajas que ofrece esta modalidad laboral, el importante papel que desempeñan los líderes en este contexto y cómo lo ha enfocado el management en los últimos años. Asimismo, exploraremos cómo influye el trabajo en remoto en la retribución de los empleados, la inclusión de personas discapacitadas y el vínculo de los trabajadores con sus empresas.

¿Es necesario ir a la oficina cada día pudiendo trabajar desde casa? ¿Hay que exigir a la gente que vive en las grandes metrópolis que haga un trayecto en coche de más de una hora para ir al trabajo con los precios desorbitados de la gasolina que tenemos hoy en día? Ha llegado la hora de reinventar la oficina, afirma David Blay, el experto al que entrevistamos en este capítulo de El Futuro del Trabajo, el podcast en el que indagamos sobre las últimas tendencias en el mundo del trabajo y de la gestión de las personas en las organizaciones.

Blay es un periodista con una amplia experiencia en los medios deportivos, profesión que compagina como docente en varios másteres y como asesor de deportistas de élite y empresas. Ya en 2014 publicó un libro que parece casi premonitorio de la situación que viviríamos unos años más tarde, titulado ¿Por qué no nos dejan trabajar desde casa?

Más allá de consejos para teletrabajar mejor, en su libro cuestiona la creencia extendida en el mundo laboral de que debemos ser productivos constantemente y esforzarnos más porque el trabajo dignifica. Esto ya no es la realidad de nuestro día a día. De hecho, lo que ha conseguido esta mentalidad es que haya mucha gente quemada. En lugar de aprovechar que somos la primera generación que puede trabajar desde casa, muchas empresas siguen resistiéndose a ello.

Durante la pandemia vivimos el boom del teletrabajo obligatorio. Era un teletrabajo forzado, para el cual la gente no estaba preparada, que no ofrecía flexibilidad… Aun así, una gran proporción de los empleados creen que fue una experiencia positiva en general y les gustaría mantenerlo, como mínimo en formato híbrido. En realidad, antes de la pandemia la mayoría de los empleados ya afirmaban que querrían trabajar desde casa algunos días a la semana, pero las empresas se mostraban reticentes.

En cualquier caso, la pandemia demostró que el teletrabajo funciona. Parecía que nos encaminábamos hacia una nueva tendencia, pero ha resultado ser más bien lo contrario: estamos en una regresión y cada vez son más las empresas que no permiten el teletrabajo. Blay cree firmemente que las compañías perdieron una gran oportunidad durante el teletrabajo derivado del COVID-19, ya que podrían haber estudiado qué empleados querían teletrabajar y cuáles no y formar los equipos a partir de esos datos. ¿Qué beneficios tendría el hecho de adaptar los equipos según sus preferencias en relación con el teletrabajo? El periodista asegura que optimizaría las plantillas, entre otras ventajas.

Sin embargo, para que el teletrabajo tenga éxito hay que saber afrontarlo. Para ello, Blay puso en marcha en 2020 la Escuela de Trabajo Remoto. La gente cree que el teletrabajo te aísla, pero nada más lejos de la realidad: a él le ha permitido tener más tiempo libre y más disponibilidad para quedar que sus amigos que trabajan en una oficina con un horario tradicional. Eso sí, hay que saber gestionar el teletrabajo para evitar problemas de productividad y de salud mental. De hecho, probablemente los problemas de esta índole que vemos hoy en día sean consecuencia de la falta de preparación en la pandemia. Muchas empresas se limitaron a trasladar el trabajo presencial al trabajo remoto, sin adaptarlo, lo cual llevó a una sobrecarga de los empleados.

En este contexto, el papel de los líderes es esencial. “El management se ha entendido en los últimos años como un control del empleado”, explica David Blay. Se ha centrado en controlar, planificar, reportar… Es decir, en guiar las microtareas del día a día, en lugar de saber escoger bien a los empleados, crear un entorno de confianza y proporcionar buen feedback. Esa es una de las claves para retener a los buenos trabajadores. Y si los empleados quieren teletrabajar, habría que intentar facilitarlo. Además, se acercan tiempos inciertos a nivel económico, y una forma de ahorrar gastos para las empresas sería no tener oficinas.

En la recta final de la entrevista planteamos varias dudas a Blay para tener una visión más global del teletrabajo, como, por ejemplo, si cree que la retribución de los teletrabajadores tiene que estar condicionada por la realidad económica del lugar de residencia. Asimismo, abordaremos cómo afecta el teletrabajo a las personas discapacitadas. Por último, exploraremos el mito de que el teletrabajo debilita el vínculo de los trabajadores con la organización.