Los jóvenes prefieren empleadores comprometidos con la sostenibilidad del planeta

«Como ciudadanos, como consumidores, como trabajadores, afirmamos en este manifiesto que estamos decididos a cambiar un sistema económico en el que ya no creemos. Sabemos que esto implicará cambiar nuestra forma de vida, porque es simplemente necesario: ya es hora de que se tomen las medidas adecuadas para dejar de vivir más allá de nuestras posibilidades, a expensas de nuestro planeta, de otros pueblos y de las generaciones venideras. Necesitamos un nuevo objetivo, algo diferente de luchar a toda costa para poder consumir bienes y servicios sin los cuales podemos vivir. Debemos colocar la transición ecológica en el centro de nuestro proyecto social. Necesitamos dar a luz un impulso colectivo si queremos lograr esto. Y dado que la escala del proyecto requiere la energía de todos, estamos preparados para hacer que la nuestra esté disponible con entusiasmo y determinación. A través de nuestra movilización, queremos alentar a todos los actores de la sociedad (autoridades públicas, empresas, individuos, asociaciones) a desempeñar su papel en esta gran transformación y realizar los cambios necesarios para una sociedad finalmente sostenible».

Con estas palabras concluye el «Manifiesto estudiantil para un despertar ecológico», una declaración de principios redactada en otoño de 2018 por un grupo de estudiantes de varias grandes écoles francesas, la crème de la crème del sistema educativo del país vecino. En este documento expresaban su frustración por la disonancia que percibían entre la escala de la crisis medioambiental y el alcance y resultados de las acciones tomadas hasta entonces para responder a ella, y exhortaban al conjunto de la sociedad a tomar medidas y enfrentarse de manera decidida a los desafíos ecológicos del momento.

En los siguientes meses más de 30.000 estudiantes de 400 instituciones de educación superior han firmado el manifiesto, al tiempo que ha surgido un movimiento –Despertar ecológico (Réveil écologique)– que busca llevar la voz de los estudiantes y jóvenes graduados signatarios del documento a los dos ámbitos en los que consideraban podían tener un mayor impacto: la educación superior y el empleo.

En el ámbito del empleo, uno de los mensajes de los signatarios del manifiesto era su deseo expreso de elegir a sus futuros empleadores con base en criterios de sostenibilidad medioambiental. Conscientes de lo cada vez más importante que es para los empleadores resultar atractivos a las generaciones más jóvenes, el movimiento propone a sus miembros aprovechar esta «palanca de influencia». «Un negocio que lucha por reclutar, o que solo contrata a jóvenes desmotivados, es un negocio condenado, y ellos lo saben», podemos leer en la web de Réveil Écologique.

En este sentido, pese a que en la página web de este colectivo se dice expresamente que la decisión de cerrar la puerta deliberadamente a ciertos sectores –o de boicotear a las empresas cuyo beneficio es su único objetivo en lugar de tratar de transformarlas desde dentro– son elecciones que debe hacer cada persona, se anima a los jóvenes a escoger empleadores alineados con las demandas expresadas en el manifiesto en lugar de trabajar al servicio de proyectos desconectados de la emergencia ecológica. Conscientes de que en la práctica no es fácil juzgar la estrategia medioambiental de los empleadores, ni verificar su sinceridad, proporcionan a sus miembros criterios para diferenciar entre empresas realmente comprometidas con un cambio de modelo y aquellas otras cuyo posicionamiento frente a este reto se queda en el plano del márketing, y les anima a aprovechar las entrevistas de trabajo no solo para plantear a los reclutadores preguntas para valorar el compromiso ecológico de la empresa a la que postulan sino también para transmitir con claridad a sus potenciales empleadores los criterios ecológicos que determinan sus elecciones profesionales.

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