20 de Noviembre de 2024
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marzo 13, 2020 9 min
¿Cómo el Covid-19 nos acerca al futuro del trabajo?
No se puede hablar (ni escribir) de otra cosa: el Covid-19.
Mucha gente, con un cierto conocimiento de prospectiva y diseño de futuros, está definiendo todo lo que está ocurriendo como un “cisne negro”: fenómeno de alto impacto, difícil de predecir, fuera del ámbito de las expectativas normales de la historia, la ciencia, las finanzas y la tecnología. Los verdaderos expertos en prospectiva se inclinan más para catalogarlo como un «elefante negro«: un evento extremadamente probable y ampliamente predicho, pero la gente intenta pasarlo como un cisne negro cuando finalmente sucede.
Sea en forma de elefante o cisne negro el coronavirus ya está impactando a nivel sistémico.
3 impactos del Covid-19 para el futuro del trabajo
Trabajar (y mucho más) en remoto
El impacto más obvio y comentado desde el primer momento ha sido la explosión del trabajo en remoto. “El coronavirus provoca el mayor experimento de teletrabajo de la historia” o titulares similares abundan.
Los gobiernos y empresas han corrido a facilitar el trabajo en remoto. Muchos proveedores tecnológicos para el trabajo en remoto, además de añadir servidores para soportar tal pico de demanda, han ofrecido servicios gratuitos o fuertes descuentos para nuevos usuarios.
Lo interesante ha sido ver cómo la gente que lleva años trabajando de esta manera ha alertado que la cosa de trabajar en remoto no es tan “plug & play” como nos gustaría:
- Más allá de las herramientas lo más importante es la cultura del trabajo en remoto. ¿Tenemos claro que el principal beneficio del trabajo en remoto es poder trabajar de manera asíncrona, no solo el hecho de no ir a la oficina?. Hasta el momento España ha estado siempre en los vagones de cola en estos temas: solo el 3,7% de la población ocupada en España práctica el trabajo en remoto. El teletrabajo improvisado no salvará a las empresas. Como afirma Eva Rimbau profesora de economía y empresa de la UOC especializa en trabajo flexible: “El teletrabajo no se puede improvisar. Si se hace sin planificar, la gente sufrirá mucho, no funcionará y se creerá que el problema es trabajar desde casa, cuando en realidad el problema es hacerlo sin planificar”
- El tema de la tecnología es clave. Por un lado las empresas individualmente. Riesgo de ‘hackeos’ graves por la oleada de teletrabajo: los expertos alertan de los planes de acceso remoto improvisados de un día para otro y señalan que empresas medianas y pequeñas están más expuestas a estos agujeros (ver algunas recomendaciones aquí). En el lado de la conectividad ¿tenemos capacidad de la red de internet en el país para este pico de demanda? (Could remote working overload Britain’s broadband networks?). El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, ha garantizado el correcto funcionamiento de las redes españolas de telecomunicaciones en medio de la crisis por el coronavirus y el inminente aumento del uso de las infraestructuras por causa del teletrabajo y la teleasistencia médica.
- Finalmente, ¿tú dispones de un espacio cómodo y la tranquilidad necesaria en casa para trabajar? «No puedo trabajar en casa porque vivo en una habitación». ¿La empresa puede obligar a un trabajador a teletrabajar? ¿La empresa debe dotar al trabajador de todo el material necesario para el teletrabajo? (ej: riesgos laborales por mala postura al trabajar con el ordenador) ¿Qué ocurre si el trabajador no tiene espacio en casa o no dispone de un ordenador o de wi-fi? «No, la empresa no puede obligar a un trabajador a teletrabajar si no existe un acuerdo previo al respecto», explica el abogado laboralista Víctor Llanos.
No es solo el trabajo en remoto, el cambio a “todo en remoto” se acelerará a una velocidad vertiginosa. Impulsado por una mezcla de miedo y necesidad. No se trata solo de trabajo remoto. Reuniones de negocios e incluso eventos y formaciones presenciales se están pasando 100% en línea. Si tienes que organizar un evento online no te pierdas esta guía. La teleasistencia médica y el uso de robots (drones y otros) también se está disparando estas últimas semanas.
Otro impacto importante es el de las clases virtuales. Con el cierre de los centros educativos las clases se desarrollarán mediante plataformas digitales. Para un futuro del trabajo que requiere de aprendizaje y reciclaje permanente esto será muy pero que muy necesario.
Al respecto de esto una “nota desde Wuhan”. Con las escuelas suspendidas hasta nuevo aviso se introdujo una aplicación llamada DingTalk, algo como un Slack para los estudiantes que pertenece a Alibaba. Los estudiantes deben registrarse y unirse a su clases en línea; los maestros usan la aplicación para configurar las tareas. De alguna manera, los pequeños (que prefieren subir videos a TikTok antes que no ir a una clase virtual) se organizaron para dar una puntuación de una estrella a la app. Decenas de miles de comentarios y evaluaciones hicieron desplomar el rating de App durante la noche de 4.9 a 1.4. Cuando esto pasa la aplicación se quita (y se quitó) del AppStore :) La aplicación ha tenido que pedir clemencia en las redes sociales.
Las plataformas digitales ya son la primera opción para coordinar oferta y demanda (de canguros e ir a la compra)
Con el cierre de los centros educativos en toda España decenas de miles de niños tendrán que quedarse en su casa o en casa de familiares, tradicionalmente abuelos. Esto tiene problemas porque los abuelos constituyen el grupo de población de mayor riesgo para el Conavid-19.
¿Existen plataformas donde la sociedad española da respuestas que permitan aliviar con dinero los problemas que van surgiendo? Sí. “Wallapop y Milanuncios se llenan de cuidadores de niños y recaderos para hacer la compra ante el coronavirus”
La observación a realizar es que socialmente ya hemos normalizado la búsqueda y la oferta laboral a través de plataformas digitales, aunque usemos plataformas inadecuadas para ello. Wallapop, Milanuncios, Vibbo y similares, pensadas para la segunda mano, no ofrecen todas las funcionalidades que una plataforma digital pensada para el ámbito laboral aporta (identidad verificada, filtrado de la oferta, evaluaciones y reputación, certificaciones y/o currículum, seguros varios, pagos con dinero retenido por la plataforma (escrow o fideicomiso), etc.).
Si buscas apoyo en el cuidado de los menores mejor usar Nannyfy, Babysits, Sitly o Yoopies por mencionar alguna de las más populares. Para las compras la opción obvia es Glovo aunque Lola Market, Deliberry o Manzaning (compra en mercados) deben estar también en tu lista.
Por cierto, según los últimos datos desde la Unión Europea España sigue a la cabeza de los países de la Unión Europea en trabajo en plataformas, con un 18% de personas que alguna vez han prestado servicios mediante ellas, aunque sólo un 2,6% de las personas que trabajan mediante plataformas obtienen así su principal fuente de ingresos.
Los trabajadores atípicos, los que más sufren más los impactos del Covid-19
En España, según datos de Eurostat y Staffing Industry Analysts, el 46% de las personas en edad de trabajar NO disponen de un contrato “típico” (indefinido a tiempo completo). Este 46% de la población española (un 40% en el conjunto de Europa) trabaja a tiempo parcial con un contrato indefinido o un contrato temporal, están bajo un contrato por obra y servicio, o un contrato de sustitución o interinidad, un contrato eventual por circunstancias de la producción, un contrato de formación o prácticas, un contrato por horas, son autónomos, trabajan a través de empresas de trabajo temporal o mediante plataformas digitales laborales o alguna combinación de todo lo anterior.
Este amplio conjunto de personas está expuesto en mayor grado a los impactos del Covid-19 y las medidas de contención que se están adoptando. Sea porque su empleador cesa la actividad y por lo tanto deja de contratarle, sea porque su propia actividad como autónomo decae o se para del todo, sea porque trabaja mediante una plataforma digital que lo clasifica como trabajador independiente donde si no trabaja no cobra, etc. En mi caso como autónomo, en las últimas 72 horas, me han cancelado todas la formaciones y eventos previstos hasta mitades de abril. Suerte tengo de otros encargos que se pueden hacer en remoto en los que puedo seguir trabajando para facturar durante estas semanas. Soy un privilegiado.
En cualquier caso como escribe Financial Times “Coronavirus puts worker rights and protections top of the agenda”. Tirando de refranero español: no hay mal que por bien no venga.
TRABAJADORES DE LA ECONOMÍA BAJO DEMANDA
Del lado de las plataformas digitales de la “economía bajo demanda” la pandemia del Covid-19 coincide con una oleada de sentencias y nuevas legislaciones que tienden a buscar una relación de laboralidad entre plataformas y trabajadores.
Desde inicios de año han habido sentencias de tribunales superiores en Madrid (Deliveroo), Catalunya (Glovo), Francia (Uber) o Italia (Foodora) laboralizando o garantizando mejores derechos a los trabajadores. En enero entró en vigor en California la ley AB5 que tiende a laboralizar la relación (a menos que la plataforma pueda demostrar lo contrario). En Argentina el congreso se ha puesto las pilas para regular las plataformas de delivery. Se trata de la creación de un estatuto específico para los trabajadores de estas plataformas con un sueldo mínimo, un máximo de horas laborales, la obligación de disponer de seguros, protecciones por enfermedad y accidentes y vacaciones, entre otros temas.
Mientras todo esto acaba de consolidarse al 100% muchos trabajadores de este tipo de empresas tendrán que elegir si seguir trabajando, pese a las recomendaciones del Gobierno de teletrabajar, o de lo contrario parar su producción y con ello su inyección de dinero mensual. Una decisión nada fácil de tomar.
Por un lado, en países con peor cobertura sanitaria para los trabajadores independientes (Reino Unido o Estados Unidos) los trabajadores inciaron rápidamente campañas en Coworker.org para exigir que las plataformas y los empleadores (en caso de los contratos temporales o por horas) proporcionen días de baja médica pagados para ayudar a detener la propagación de COVID-19. Sin esta estabilidad económica los trabajadores de estas plataformas, restaurantes o tiendas podrían verse tentados a trabajar enfermos y empeorar la situación global de la pandemia.
Uber y Lyft ya han reaccionado diciendo que compensarán a los conductores diagnosticados con coronavirus o puestos en cuarentena. Instacart, DoorDash y Postmates también han creado fondos para apoyar a los trabajadores en sus plataformas. El último a sumarse ha sido Amazon con un fondo de 25 millones de dólares tanto para conductores de Amazon Flex como para el personal eventual en sus centros logísticos. En Reino Unido la empresa de delivery Hermes ha tomado medidas similares también.
Además varias de estas empresas han ofrecido métodos de entrega que eviten el contacto directo. Uber (en Estados Unidos como mínimo) también está suspendiendo las cuentas de los riders, conductores y pasajeros que hubieran dado positivo o que hubieran estado expuestos al Covid-19.
En España, donde hasta el día 13 de marzo no se anunciaron medidas de apoyo adicionales para los autónomos, Deliveroo fue la primera plataforma en anunciar apoyo económico para los riders afectados por el coronavirus.
El hecho de que las empresas ofrezcan estos beneficios, incluso cuando argumentan que sus trabajadores no son empleados tradicionales, demuestra que ya no pueden ignorar la importancia de la baja por enfermedad como un beneficio universal que llegue a todo tipo de trabajadores. Aunque se haya planteado como una medida temporal de emergencia esto no tendrá marcha atrás.
AUTÓNOMOS
Los autónomos y freelancers (que se estima que perderán el 25% de sus ingresos anuales si contraen el coronavirus) también están pidiendo medidas de apoyo.
En España el día 11 de marzo se inició la campaña en Change.org “Medidas urgentes para ayudar a los autónomos por el coronavirus #EmergenciaAutónomos” que ya supera las 40.000 adhesiones. Hay otra campaña específicamente para los trabajadores del sector cultural y los artistas.
El jueves 12 de marzo el Gobierno de España ha anunciado medidas extraordinarias de apoyo a pymes y autónomos como el aplazamiento y fraccionamiento del pago de impuestos (ej: cuotas de autónomos) por seis meses, previa solicitud. Además las cuarentenas y bajas por coronavirus se considerarán accidente laboral. Hasta el momento estas bajas se consideraban incapacidades laborales por lo que los trabajadores empezaban a cobrar la prestación por incapacidad a partir del cuarto día de ausencia. Con el cambio aprobado, los afectados empezarán a cobrar (el 75% de la base reguladora por la que coticen) desde el primer día de baja.
Los autónomos ven insuficientes las medidas del Gobierno por el coronavirus. La Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) cree que las medidas que va a impulsar el Gobierno en materia económica «son claramente escasas» y pide que todos los autónomos tengan garantizada la prestación por cese de actividad. «A ver si es verdad que cuando un autónomo se vea obligado a cesar en su actividad por un motivo como este, de fuerza mayor, no se le pone ninguna pega y se la reconoce y paga de forma inmediata», ha apuntado en un comunicado el presidente de ATA, Lorenzo Amor.
En Reino Unido también se ha publicado un paquete de estímulos económicos para los “freelancers and small business” que también ha sido criticado.
TRABAJADORES EVENTUALES
Visto lo visto los que lo tienen peor son los trabajadores con contratos temporales o por horas que no hayan acumulado suficientes contribuciones para activar sus prestaciones por desempleo durante estas semanas. UGT ha pedido que los trabajadores temporales que sean despedidos sin derecho a paro puedan recibir la prestación. Son trabajadores muy habituales en el sector turístico que está casi paralizado por culpa del virus.
Por el momento se ha anunciado que se amplían las bonificaciones a la Seguridad Social en contratos fijos discontinuos para que cubran los contratos de febrero a junio de 2020 en los sectores de turismo, comercio y hostelería vinculados a la actividad turística.
En este mismo ámbito de trabajo temporal Donald Trump ha anunciado medidas económicas para contrarrestar los efectos del coronavirus en Estados Unidos. Entre ellas se encuentra la autorización de un permiso remunerado para los trabajadores que se contagien del virus, para evitar que pierdan su salario los empleados en un país en el que no se garantiza la baja por enfermedad. Trump también ha propuesto un recorte en el impuesto a la nómina, ayudas para la industria aeronáutica, de cruceros y hotelera (afectadas por la cancelación de viajes) así como ayudas para que los trabajadores por horas «no pierdan su salario».
¿Qué lecciones y oportunidades nos aportan los impactos del Covid-19?
Lo primero es ver que en momentos convulsos la adaptabilidad y la agilidad es lo más importante. No se trata tanto de anticiparse (sea como persona, como organización o como país) a un futuro que no puede ser previsto, se trata de diseñarse para ir adaptándose a los cambios. Una sociedad en beta permanente.
Otra verdad a tener clara: los futuro(s) de los trabajo(s), no existen. Solo las decisiones que tomamos existen. Éstas son las que configuran la forma de esos futuros. “El futuro del trabajo no depende de la tecnología, depende de nosotros, de poder consensuar un nuevo contrato social” nos recuerda la OIT.
La tecnología no es un dios binario del Olimpo sobre el que no tenemos agencia, al contrario, son herramientas creadas por humanos y que debemos encajar en nuestras sociedades de manera que el progreso tecnológico derive a su vez en progreso social. Puede que tengamos algo que aprender de los Amish quienes no adoptan una tecnología sin antes valorar su impacto social.
A la vista de cómo se han tenido que extender a toda prisa los esquemas de protección a los trabajadores atípicos, gobiernos y empleadores deben reconsiderar cómo se trata a estos trabajadores atípicos (cualquier cosa que no sea un asalariado a tiempo completo) y proporcionar un nuevo contrato social que aporte mayor seguridad financiera y facilidades para el acceso a los esquemas de protección. El coronavirus ha puesto luz en fallas integrales del sistema de protecciones sociales frente a nuevos modelos de empleo que, por otro lado, son los que más crecen. Como sociedad debemos evitar que grandes sectores de la población se encuentren en una posición de precariedad.
Un esquema de beneficios portátiles, donde los trabajadores por cuenta propia pueden acumular beneficios tales como el pago por enfermedad a través de diferentes empleadores, podría ser una opción. El impacto del virus también podría dar como resultado una recalibración más radical del sistema de bienestar, algo cercano al concepto de ingreso básico universal, que ayudaría a estabilizar las finanzas personales durante periodos de pérdida total o parcial de ingresos.
Otro elemento a destacar es la suerte que tenemos de vivir en Europa con un estado del bienestar sólido y con unas instituciones públicas fuertes. Recomiendo la lectura del artículo del New York Times “Paid to Stay Home: Europe’s Safety Net Could Ease Toll of Coronavirus” para darse cuenta de nuestra realidad vista desde el otro lado del Atlántico. Ante crisis como la de Covid-19 es cuando podemos ser más conscientes de todo lo que tenemos y pensar cómo conservarlo frente a propuestas políticas y modelos económicos que proponen un retroceso en estos aspectos clave.
Y para terminar reflexionar acerca de cómo nuestras vidas dependen de una tecnología (ej: plataformas laborales, herramientas de teletrabajo, infraestructura de conectividad, etc.) sobre la que no tenemos ningún tipo de control. ¿Qué pasaría si aprovechando la crisis Slack o Zoom decidiera incrementar los precios de manera abusiva? ¿Qué pasaría si Whatsapp deja de funcionar durante unos días?
Debemos aprovechar la crisis del Covid-19 para comprender mejor temas como la brecha digital que deja fuera de juego a muchas personas, la necesidad de una mayor soberanía tecnológica (código abierto, datos abiertos, etc.), la existencia de soluciones descentralizadas y adaptadas al contexto local, ampliar el uso de leyes antimonopolio para evitar posiciones tan dominantes que generan riesgos sistémicos, etc.
En resumen ¿cómo podemos usar el momentum del Covid-19 para avanzar de manera estratégica y decidida hacia una un sistema laboral y sociedad más justa, inclusiva y resiliente? No dejemos escapar la fuerza del empujón que el virus nos ha dado hacía el futuro.
P.D,: Por favor quédate en casa
Imagen: Wikimedia Commons
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